BASOEN ONDAREA ETA DIBERTSITATEA EZAGUTZEKO IBILBIDE TURISTIKOA
El buen comer es un hábito en Euskadi, una costumbre o tradición apoyada en las fantásticas condiciones naturales de esta tierra. El clima, el mar y la montaña nos regalan una enorme variedad de productos de excelente calidad, productos que los baserritarras, arrantzales y manos prodigiosas de amas de casa y profesionales de la cocina han sabido producir y cocinar de la mejor de las maneras.
Nuestra excelente y sabrosa tradición gastronómica hoy es un reclamo turístico. Y no sólo por los pintxos y la alta gastronomía, también por la buena calidad que ofrecen los distintos establecimientos hosteleros, desde las cerveceras, sidrerías o restaurantes de pueblo. Ejemplo de ello es la Herriko Taberna de Arratzu. Comida casera de calidad, un servicio ejemplar, precios asequibles…
La revista comarcal Urdaibai Magazine, en su número 1 (año 2015), entrevistó a la responsable del éxito de este bar/restaurante, Marivi Zalloetxebarria, un reportaje que sigue de plena actualidad y que podéis leer a continuación:
URDAIBAI MAGAZINE 1
«ME ENCANTA LA RELACIÓN CON EL CLIENTE. VALORO MUCHO EL BUEN TRATO, EL BUEN SERVICIO Y EL BUEN GÉNERO»
Cuando Marivi Zalloetxebarria Ugalde, de profesión administrativa, decidió tomar las riendas de la Herriko Taberna de Arratzu tenía muy claro cuál era el reto.
«Se lo que es un bar de pueblo porque he vivido en un bar de pueblo. Soy hija de taberneros. Mis padres regentaban un bar pequeñito en Kortezubi, Ganbeko Taberna. Un bar de toda la vida que antes fue de mis abuelos. En un bar de pueblo sabes que tienes que estar siempre abierto, atender bien a la gente, dar un buen servicio y no abusar nunca de los precios», cuenta Marivi.
Natural de Kortezubi, cuando se casó hace 24 años paso a vivir a Arratzu. donde ha decidido emprender un nuevo trabajo y sacar adelante a su familia. Llevar la Herriko Taberna de Arratzu ha sido para ella una oportunidad para compaginar trabajo y atención a su familia.
«Siempre he trabajado en la administración. Después trabajaba en la empresa de mi marido, una empresa de construcción, pero mi marido enfermó y la construcción bajó. Tuvimos que cerrar la empresa y mi marido se jubiló con una invalidez absoluta. Esto está cerca de casa y vi una oportunidad para trabajar en el mismo pueblo y en algo que me gusta«.
Salvo una cocinera que trabaja algunas horas el resto del día es Marivi la encargada de dar vida al bar. Desde que abrió, el 1 de abril de 2015, tenía claro que debía hacer una oferta atractiva para hacer una clientela, sacar adelante el negocio y para dinamizar la vida en el pueblo ya que se trata de la Herriko Taberna.
«Que el mostrador siempre esté con género me ha parecido muy importante. Además, siempre intento dar más vida al bar y al velador, sobre todo en verano, pongo velas, flores…en mi bar siempre hay flores. Intento que la gente de Gernika, que estamos a 4 kilómetros, venga también. Intento ponerlo bonito, limpio, curioso y dar buena comida a buen precio», destaca Marivi.
Para Marivi todos sus clientes son especiales, pero sin duda, ha vivido una experiencia muy positiva con los peregrinos del Camino de Santiago a su paso por el pueblo. El binomio «Camino-Arratzu», que recupera una realidad hiastórica, es fundamental para dar vida al pueblo y para su negocio. Los peregrinos agradecen encontrar un local donde comer, descansar, tomar un aperitivo e incluso sellar su credencial. Arratzu agradece a los peregrinos su estancia en el pueblo.
«He tenido un verano estupendo, ha venido mucha gente, incluidos los peregrinos. Todos los peregrinos son una gente estupenda, educados, majos…tengo una experiencia muy buena. Todos los clientes son especiales pero los peregrinos son muy buena gente. De abril a noviembre han venido muchos«, cuenta.
Subsistir en el invierno es uno de los handicaps a los que los bares de pueblo deben enfrentarse. Para ello, la Herriko Taberna de Arratzu tira de su variada oferta. Menús del día, menús de fin de semana, carta, o una amplia y suculenta variedad de pintxo en barra. Además, por encargo, también oferta comida de navidad preparada para llevar a casa.
«Viene gente de Gernika, de Mundaka, de Bermeo, de Markina, de Ondarroa…. Siempre tengo gente y la gente que viene repite. La gente del pueblo está también muy contenta. Un bar de pueblo supone una dedicación absoluta y mucha ilusión. Yo estoy muy ilusionada y se ve que lo estoy. Tengo muy claro que tengo que trabajar y este trabajo me gusta, siempre me ha gustado. El mostrador me encanta, la relación con el cliente me gusta muchísimo«, reconoce Marivi.
(EUSK) www.urdaibaimagazine.eus/eu/
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